El hombre, creación de Dios a su imagen y semejanza, está hecho para Dios, todo para Dios. El pensamiento del hombre está hecho para Él, todo él está hecho para su gloria Cuando el hombre encuentra a su Creador, a su Dios -y digo su Dios, porque Dios es suyo, es lo único verdaderamente que es del hombre, así como el hombre es para Dios primeramente-, y se da cuenta que su Dios, Jesucristo, el Señor, está en él, dentro de él, que él es tabernáculo de Dios, es entonces cuando se da a Él sin reservas, encuentra su plena felicidad, encuentra para lo que ha sido creado. Dios le realiza totalmente, plenamente, colmándole de sus dones, de su Amor. Cuando el hombre llega a este conocimiento es feliz, no tiene miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, sino que une sus sufrimientos a los de su Dios en la Cruz, conviertiéndose estos sufrimientos en algo tan preciado para él, que por nada cambiaría, pues ellos le asemejan a su Dios en Cruz y le permiten colaborar con Él en cumplir la Voluntad del Padre, esto es, "que todo los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad". |
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